Oro Incienso y Mirra
Y llegó diciembre, mes de la Navidad, festividad del amor y la ternura en la medida que nos acerca al espíritu infantil como sinónimo de lo divino y trascendente humanizado en el Niño de Belén, el que se manifestó al Mundo, en los Reyes Magos que, guiados por la misma estrella, llegaron desde diferentes latitudes para ofrendar con oro, incienso y mirra, como reconocimiento universal de la condición Divina del nacido recién en Belén como anunciaron los profetas. Y, como de lecturas también está hecha la memoria y siempre se activan oportunas, recuerdo el libro “Oro, Incienso y Mirra”, de mi amigo Félix Andallanos, una bella recreación de la Epifanía, narración, en una apacible noche de la Caldea, del Maestro Rahal Gaspar el Mago que ofrendó con Incienso, secuencia poco ortodoxa de cómo, en el cielo de las altas montañas de Nepal, a los sabios decodificadores cósmicos de la dinastía Vardhana, una novel estrella les señaló el camino hacia los reinos de Salem, y comprendieron que ...